Siguiendo con la serie de posts del libro “Cradle to Cradle”, me gustaría trasladar una idea que me pareció muy interesante y que si se aplicara a las actividades humanas se podrían generar muchos beneficios tanto para el entorno natural así como unos beneficios económicos muy importantes. La dificultad recae en que tenemos que cambiar la forma de pensar y modificar la forma en la que hacemos las cosas.
Si analizamos como la naturaleza opera; identificamos que funciona a través de un sistema de nutrientes los cuales a través de un metabolismo todo se utiliza y reutiliza o cambia de forma para entrar en los procesos naturales; no existe nada llamado residuo.
Un cerezo produce numerosas flores y frutas para “quizás” germinar y crecer. No vemos las flores caídas como un residuo ya que cuando cae se descompone para aportar riqueza al suelo, vuelve al ciclo natural. En todo el mundo los animales y humanos exhalan dióxido de carbono que son utilizados para su propio crecimiento y desarrollo; las plantas utilizan este “residuo” como materia prima o “producto” y producen oxígeno cerrando el ciclo y siendo ambas necesarias para la supervivencia del otro. El nitrógeno de los residuos se transforma en proteínas por microrganismos, animales y plantas.
Los principales nutrientes del planeta; carbón, nitrógeno, hidrogeno, oxígeno son reciclados en un sistema cíclico. Los residuos son igual a productos. Este proceso cíclico (Cradle to cradle) biológico ha nutrido al planeta durante millones de años.
Hasta hace solo unos años en la historia de la tierra, este ha sido el único sistema (Biológico, natural). El crecimiento era bueno (antes de la revolución industrial), significaba más especies, mayor diversidad y ecosistemas más complejos y estables. Entonces llego la industria que alteró los equilibrios naturales de los materiales en el planeta.
Los humanos hemos extraído de la corteza terrestre grandes cantidades de materiales concentrándolos, sintetizándolos y modificándolos de tal forma que puedan ser devueltos de forma segura a los ciclos naturales y por los tanto al suelo.
Los ciclos de materiales pueden dividirse en dos: Masa Biológica (natural) o masa técnica (Industrial). Desde la perspectiva sostenible, existen dos tipos de flujos de materiales:
- Nutrientes biológicos, buenos para la biosfera y;
- Nutrientes técnicos, buenos para la tecnosfera y los sistemas industriales.
El problema surge cuando desarrollamos una infraestructura industrial que ignora la existencia de nutrientes biológicos o de cualquier otro tipo.
La solución es cambiar la forma en la que hacemos las cosas y tener como premisa esta idea de que los residuos deben de ser comida para otros procesos biológicos o dentro de los ciclos industriales.
En vez de intentar ajustar y mejorar el sistema destructivo que tenemos porque no intentar crear una industria y un desarrollo que:
- Diseñe los edificios que como los árboles, para que produzcan más energía de la que consumen y purifiquen su propia agua a través de bio-digestores.
- Fábricas donde el efluente sea agua potable.
- Productos que cuando su vida útil se acaba, no terminan en la basura o en vertederos sino que puede ser desechados al suelo para su descomposición convirtiéndose en comida para los microrganismos, plantas y animales, nutrientes para la tierra o por el contrario puedan ser retornados a los ciclos industriales para proporcionar materia prima de alta calidad.
- Transporte que mejore la calidad de vida mientras se suministran bienes y servicios.
- Un mundo de abundancia, no de límites polución y residuos.
A modo de conclusión: La tecnología para el cambio existe pero no la voluntad!
¿Conoces actividades humanas que genere impactos positivos en el entorno?
Sigue este y otros posts relacionados en nuestro Blog Sustainable Thinking. (https://royortiz.wordpress.com)