De la Cuna a la Tumba vs Ciclo de vida

Siguiendo con la serie de posts del libro “Cradle to Cradle”, me gustaría lanzar una pequeña reflexión: Solemos hablar de ciclo de vida de los productos aunque estos no estén vivos pero es una forma de proyectar nuestra mortalidad sobre ellos. Decimos que nos pertenece, que vivimos con ellos y en muchas sociedades desarrolladas la gente descansa en tumbas y los productos descansan en los vertederos.

El razonamiento de que un producto creado a partir de nuevos materiales es virgen y que ese producto virgen es mío por primera vez es algo muy perjudicial. Entendemos que cuando acabamos de utilizarlo, al nosotros ser especiales e únicos no puede tener otro dueño, pasa a ser un residuo. La industria ha sido diseñada a partir de este pensamiento y es aquí donde podemos cambiar las cosas.

Es necesario reconocer y entender el valor de sentirse especial e incluso único como persona o ser viviente pero con los materiales u objetos parece posible que podamos disfrutar de productos más de una vez sin perder su capacidad de sorprendernos y de ejercer su propósito y funcionalidad.

A continuación voy a resumir unos apartados del libro que me han parecido muy reveladores y que podrían ayudar a reconducir la situación actual que estamos sufriendo con la reducción de las materias primas, el aumento de la contaminación en todos los niveles, sin olvidarnos de la reducción en costes, el beneficio para el planeta y para todos los que habitamos en el.

Según William Mcdonough y Michael Braungart, el planeta se rige por dos elementos principales se componen de Masa y Energía. La masa que tenemos es la que hay, no se puede aumentar (a no ser que choque algún meteorito contra la tierra) y lo que los humanos hacemos no desaparece. Si seguimos contaminando la tierra y seguimos desperdiciando y tirando las materias primas viviremos en un mundo con límites, donde la producción y consumo se verán cada vez más limitados; convirtiendo la tierra en un vertedero.

Image

Si queremos prosperar como comunidad debemos imitar el sistema de la naturaleza “Cradle to Cradle” o Ciclo de Vida, el cual es mas efectivo y no tiene perdidas. Imitemos los sistemas de flujo de nutrientes y metabolismos teniendo como premisa el concepto que los residuos no existen sino que son otros productos para otros sistemas que tienen que ser reconducidos para no perderse ni ser desechados. Para profundizar en este concepto os dejo link a dos posts que realice hace tiempo donde podemos ver ejemplos de este concepto de “Cradle to Cradle”:

  • Porque el crecimiento tiene que ser algo negativo; el Cerezo.

https://royortiz.wordpress.com/2011/09/14/%C2%BFporque-tiene-que-ser-el-crecimiento-algo-negativo/

  • El Libro del futuro

https://royortiz.wordpress.com/2011/08/31/el-libro-del-futuro-%E2%80%93-caso-de-exito-eco-diseno/

Los autores del libro identifican dos procesos claramente diferenciados:

  • El proceso biológico – la biosfera – ciclos naturales
  • El proceso técnico – tecnosfera – ciclos industriales

En un diseño correcto, todos los productos y materiales desarrollados por la industria son retornados de forma segura a través de alguno de estos procesos para volver a ser utilizados (ciclo de vida).

Se puede conseguir a través de diferentes formas:

  1. Producto compuesto de materiales que son biodegradables y que se convierten en comida en los ciclos biológicos
  2. Productos compuestos de materiales técnicos que se mantienen en ciclos cerrados técnicos en los que circulan continuamente como nutrientes válidos para la industria.
  3. Para que ambos sistemas se mantengan sanos, se debe tener mucho cuidado de no contaminar un sistema con nutrientes del otro.

En el sistema biológico no puede haber toxinas u otras sustancias que se acumulen en el sistema natural produciendo efectos nocivos en el entorno. Es posible utilizar los procesos técnicos para neutralizar los materiales dañinos para el proceso biológico.

Por la misma razón no se deben añadir nutrientes biológicos en sistemas técnicos donde no solo se perderán estos valores naturales en la biosfera sino que debilitaran la calidad de los sistemas técnicos haciendo su recuperación mucho mas complicada.

Os dejo esta reflexión;

¿Qué hubiera pasado si la revolución industrial hubiera sucedido en sociedades que promovieran la comunidad y no el individuo y en vez de pensar en de la cuna a la tumba, pensara en rencarnación?

Sigue este y otros posts relacionados en nuestro Blog Sustainable Thinking.  (https://royortiz.wordpress.com)

Nativos del Planeta Azul

Siguiendo con la serie de posts del libro “Cradle to Cradle”, anotamos como el ser humano siempre se ha caracterizado por su curiosidad y por la necesidad de explorar. Se habla de colonizar otros planetas como marte o la luna y puede llegar a sonar convincente y romántico pero es una idea que nos lleva a nuestra propia destrucción. La idea de que somos capaces de hacer cualquier cosa, incluso colonizar otros planetas hace que no valoremos la importancia, la complejidad y la suerte que tenemos al habitar el planeta azul.

Lo importante es que la raza humana ha evolucionado en la tierra y por lo tanto debemos estar aquí. Debemos entender que no es la tierra la que ha evolucionado o cambiado para el hombre sino que en millones de años nos hemos ido adaptando y evolucionando para poder coexistir. Es un proceso complejo, largo y difícil que hemos superado con millones de años de evolución.

La atmosfera, los nutrientes, los ciclos naturales y nuestro propio sistema bioquímico se han desarrollado y se sostienen aquí y ahora. No tenemos las condiciones para evolucionar en la luna y aunque reconocemos el valor científico de la exploración espacial y los nuevos descubrimientos no pensemos en que será más fácil o incluso posible ir a un lugar mucho menos habitable y que podamos sobrevivir en él.

Utilicemos nuestro ingenio para quedarnos aquí y hagamos una vez más nativos de este planeta.

Con esta afirmación no queremos decir que volvamos a una era pretecnológica sino que incorporemos las mejores tecnologías y culturas para crear un nuevo mundo /visión.

  1. Los edificios, sistemas, barrios e incluso ciudades enteras pueden diseñarse justo con los ecosistemas que los rodean y engloban para que ambos se beneficien mutuamente (Simbiosis).
  2. Es importante dejar algún paraje natural intacto para que se desarrollen por si solas sin ser habitado por nosotros.
  3. Debemos tener la creencia que la industria y el desarrollo urbano pueden ser seguras, efectivas, enriquecedoras e inteligentes para que no tenga que ser aisladas de otra actividad humana.

A modo de conclusión simplemente comentar que estamos en un momento histórico y la crisis actual y los cambios en los patrones de consumo parecen identificar una clara necesidad de cambio en la forma en la que hacemos las cosas.

¿Crees que es posible desarrollarse urbanísticamente e industrialmente sin prejuicio del entorno, de las especies o personas que habitan el mismo?

¿Conoces proyectos que sigan este principio de desarrollo teniendo en cuenta todo el ciclo de vida?

Siguiente paso evolutivo; Comunidad de Hormigas.

Seguimos con la serie de posts del libro “Cradle to Cradle” y mostramos un ejemplo de cómo hacer las cosas de otra manera.

Individualmente el ser humano el mucho mayor que una hormiga pero de forma colectiva su biomasa es mayor a la nuestra. Como parte de su actividad diaria, una comunidad de hormigas realiza diversas tareas:

  • Gestiona sus residuos de forma segura y efectiva y la de otros organismos.
  • Crecen y recolectan su propia comida mientras nutren el ecosistema en el que habitan.
  • Construyen sus viviendas, granjas, vertederos, cementerios, cuartos, galerías y despensas de materiales que son realmente reciclables.
  • Crean desinfectantes y medicinas que son seguras, sanas y biodegradables
  • Mantienen la salud y estabilidad de suelos para todo el planeta.

Estas comunidades tienen algo en común con nosotros; no existe parte del mundo sin colonizar no existe hábitat que no cuente con alguna especie de hormiga, desde el desierto hasta el centro de la ciudad.

La diferencia es que el incremento de la población y productividad de las hormigas no causa problemas en el resto del mundo, ya que todo lo que crean retorna a la naturaleza siguiendo el esquema “Cradle to cradle” (https://royortiz.wordpress.com/2011/08/08/cradle-to-cradle-rehaciendo-la-forma-en-que-hacemos-las-cosas/)

Todos sus materiales, incluso sus armas químicas son biodegradables y son recuperadas por el suelo suministrando nutrientes, restaurando en el proceso algunos de estos que fueron obtenidos por la colonia. Parece que deberíamos aprender de las hormigas y que los ingenieros, arquitectos, diseñadores deben expandir su visión de obtener productos solo para su uso primario y consideran un todo:

¿Cuáles son sus objetivos y efectos potenciales tanto a corto plazo como a largo con respecto al tiempo y lugar?

¿Cuál es el sistema completo; “cultural, comercial y ecológico” de lo que hacemos y la forma en lo que lo hacemos para tener en cuenta todo el sistema (Ciclo de vida completo)?

Tenemos ejemplos de cómo se pueden desarrollar las actividades de forma respetuosa con el entorno natural y social; ¿no crees que es hora de tomar ejemplo de las hormigas?

¿Porque tiene que ser el crecimiento algo negativo?

Si preguntamos a un niño que es crecimiento te dirá que es bueno, que es natural, que significa hacerse más grande, más sano. El crecimiento de la naturaleza (así como el de un niño) se suele percibir como algo bonito y sano.

A modo de ejemplo utilizaremos un Cerezo.

Produce miles de flores y frutos para los insectos, pájaros, el ser humano y otros animales, cuando solo necesita que una de sus semillas llegue al suelo, germine y crezca. Este proceso no lo vemos como ineficiente o que este malgastando sus recursos. El árbol es capaz de producir numerosas flores y frutos sin deteriorar el entorno. El material se descompone y se convierte en nutrientes (comida) para los microorganismos, insectos, plantas, animales y pase al suelo en sí. La fertilidad del árbol produce comida para todo el ecosistema en el que se encuentra.

El crecimiento industrial y urbanístico, por otro lado, se ha cuestionado por ambientalistas y cada día somos más individuos que creemos que existe un uso intensivo de recursos y que cada vez hay una mayor desvinculación con la cultura y el medioambiente. El desarrollo urbano e industrial ha sido referido como un cáncer (Edward Abbey) y se ve como algo que crece en beneficio propio y no para los organismos que lo habitan, utilizan e interactúan con él.

Clinton ya creo en 1993 un Grupo de trabajo sobre sostenibilidad “Council on Sustainable Development”, este consistía en 25 representantes de los negocios y empresas privadas, administración, grupos sociales y organizaciones medioambientales. Los representantes de la iniciativa privada tenían claro que el crecimiento era vital para los modelos de negocio y tenían la necesidad de buscar crecimiento pero las partes más concienciadas veían ese crecimiento como pérdida de ecosistemas, bosques y lugares salvajes, especies, mayor polución, materias tóxicas o calentamiento global, entre otros. El deseo del escenario de no crecimiento frustro a las partes empresariales.

De aquí viene el conflicto entre la naturaleza y la industria. Debido a sus posturas tan dispares hizo que se identificara que los valores de un sistema tuvieran que ser sacrificados para que el otro prospere. (Términos contrapuestos: Desarrollo Sostenible / Estruendoso silencio).

Está claro que si hay cosas que queremos que crezcan; la educación y no la ignorancia, salud y no la enfermedad, la prosperidad, el agua limpia, en general la calidad de vida de las personas. La idea es no crear un industria más pequeña o más eficiente sino diseñarla para que crezca se haga mayor, mejor, que restaure, alimente, reabastezca y nutra el resto del planeta.

Los productos y servicios deben llevar a un crecimiento “sano”, que produzca más nichos, mejore la salud, nutra y alimente, incremente la diversidad, potencie la inteligencia y la abundancia tanto para esta como para futuras generaciones.

Tomemos como ejemplo el cerezo otra vez:

A medida que crece busca su propia regeneración, proporciona comida para animales, insectos, microorganismos, enriquece el entorno y los ecosistemas, produce oxígeno, aire, agua y crea y estabiliza los suelos. Entre sus raíces y ramas permite que la flora y fauna se establezca y hace que todos sean interdependientes. Cuando el árbol muere vuelve a la tierra, devolviendo los minerales y la materia necesaria para que vuelva a crecer en el mismo lugar. El árbol no es un ente aislado, forma parte y está ligado con el sistema en que se encuentra.

¿Tenemos el ejemplo de cómo se deben hacer las cosas en la naturaleza no es hora de aprender de ella y utilizar todo el potencial y la inventiva del ser humano para nuestro propio beneficio como comunidad?

El Libro del Futuro – Caso de éxito Eco-diseño

Seguimos con la serie de posts del libro “Cradle to Cradle” y mostramos un ejemplo de cómo hacer las cosas de otra manera.

A modo de ejemplo vamos a utilizar la historia de los 3 libros.

Libro 1: es familiar y todos lo hemos visto antes; la tinta y el acabado producen una impresión visual muy atractiva en el papel cremoso. Tiene una portada colorida y una cubierta de cartón. Está diseñado de forma inteligente pensando en portabilidad y durabilidad. Es muy similar a sus predecesores y hace 100 años ya había numerosos individuos que podían sacarlo de la biblioteca. Es un libro funcional, atractivo pero no durará para siempre y menos si se usa al aire libre o en sitios como la playa.

Nos preguntamos si tiene que durar toda la vida: ¿Qué pasa cuando lo desechamos?

El papel proviene de los árboles y es biodegradable pero las tintas contienen metales pesados. La cubierta es una mezcla de materiales que contienen polímeros, tintas, metales pesados, hidrocarburos halogenados, entre otros. No puede ser compostado de forma segura en vertedero y si; por el contrario, se quema en incineradoras emitirá dioxinas, algunas de ellas cancerígenas para el ser humano.

Libro 2: es bastante familiar también, tiene un aspecto similar al libro 1 pero el papel tiene un color beige, es fino y poroso. No tiene sobrecubierta y la cubierta al igual que el interior está impresa con una sola tinta. Parece viejo pero tiene un aspecto “eco-friendly” Respetuoso, reciclado, rápidamente reconocible por el ojo ambientalista.

Este libro es un intento de crear un producto eco-eficiente.

Se usa papel reciclado y tinta de soja (“soy-based inks”). Se usan los principios de desmaterialización, usar menos, eliminando la sobrecubierta, utilizando menos materiales, papel más fino, sin estar revestido. Desafortunadamente la tinta se ve a través del papel y el poco contraste entre la tinta y el papel hace que tengamos que forzar la vista. El libro es “eco-friendly” (Amigo de la ecología) pero no “reader-friendly” (amigo del lector). El libro está pensado para ser eco-eficiente pero no para facilitar la lectura por parte del lector.

Tratemos de cambiar la forma en que hacemos las cosas y rediseñemos el libro desde el principio:

  • Papel que no contenga cloro (Chlorine), ya que esto produce efectos negativos tanto en el entorno como para la salud humana. Esto significa que no puede ser papel reciclado ya que ha sido decolorado y en la pulpa virgen contiene sal clorada que ocurre de forma natural en los árboles.

¿Polucionamos los ríos o acabamos con los bosques?

  • Los tintes (soy-based) tienen otro dilema. Al ser tientes solubles en agua pueden producir y soltar toxinas más fácilmente y bio-acumularse en el entorno.
  • Para mejorar la durabilidad, la parte externa está recubierta y el papel al ser reciclado significa que las fibras ya han llegado a su límite de uso.

Parece que ser “menos malo” (https://royortiz.wordpress.com/2011/08/25/%C2%BFde-que-sirve-ser-menos-malo/) no es la operación más correcta ya que desde el punto de vista práctico, estético y medioambiental el libro produce mayores problemas.

Libro 3: El libro del futuro: Repensemos el diseño y concepto del libro.

¿Será un libro electrónico? ¿Algo totalmente único y diferente?

Parece que el ser humano tiene una atracción por los libros tradicionales ya que hemos visto que aunque ha aparecido el libro electrónico aún son muchos los que prefieren sentir un libro en las manos. Por lo tanto pensemos en no cambiar el diseño pero si los materiales utilizados.

¿Cómo puede ser beneficioso tanto para las personas como para el medioambiente.

Empecemos por plantearnos si el papel es el vehículo correcto para ofrecer lectura (acción de leer) (Antigüedad pergaminos, piedra).

  • Pensemos que un libro no es un árbol, ni siquiera es papel.

En vez de eso está hecho de polímeros de plástico desarrollado a partir de otros mariales que son totalmente reciclables. Son reutilizables una y otra vez para conseguir la misma calidad tras su reciclado. Se ha diseñado pensando en su futura vida tras su desecho. Este libro no necesita que se talen árboles ni que se deseche el cloro en los desagües y alcantarillas tras su desecho o reciclado. Las tintas no son tóxicas y pueden ser extraídas de los polímeros de plástico con un proceso químico sencillo y seguro pudiendo ser recuperados y reusados. Las cubiertas se producirán del mismo plástico que el resto del libro pero de mayor densidad. Los pegamentos se crean a partir de los mismos ingredientes compatibles para que cuando el libro sea recuperado por la industria editorial y pueda ser reciclado en un único proceso.

Esto es diseño responsable y tanto la experiencia del lector como el impacto en el entorno son beneficiosos. Las páginas son blancas y tienen una textura suave y agradable, no se volverá amarillo con el tiempo ni sufrirá desperfectos. La tinta no se borra con el dedo del lector. Aunque su próxima vida ya se haya imaginado será muy resistente y capaz de durar varias generaciones. Es incluso “Water-proof” sumergible por lo que se puede llevar a la playa o incluso leer en la ducha. Este libro celebra sus materiales en vez de pedir perdón por su impacto.

Los libros se convertirían en nuevos libros una y otra vez y los contenidos se irían renovando y cambiando con la aparición más ideas y conceptos. La forma sigue no solo la funcionalidad pero la evolución del medio en sí mismo, siguiendo con el espíritu de propagar la palabra escrita.

El ejercicio que lleva al diseño de este libro 3 – El libro del futuro nos ejemplifica la idea de que se pueden hacer las cosas de otra manera. Se pueden desarrollar productos y servicios que potencien la renovación, la abundancia, la creatividad humana, que sean beneficiosos para el ser humano y para el medioambiente e incluso se potencie el consumo ya que este tendrá efectos positivos tanto en el entorno, la salud humana y en la economía.

El libro “Crade to cradle” no es este libro pero es un primer paso en esta dirección.

¿Conoces otros ejemplos de productos o servicios diseñados de esta manera; donde se tiene en cuenta en el uso futuro y el impacto sobre la calidad humana y el medioambiente nos solo durante su uso sin también cuando son desechados? (Ciclo de vida)

Cradle to Cradle: Rehaciendo la forma en que hacemos las cosas

A todos aquellos que creemos que el modelo de consumo actual no funciona, a aquellos que creemos que se pueden hacer las cosas de otra manera, con respeto por el entorno, la cultura y la diversidad os recomiendo el libro “Cradle to the cradle. Remaking the way we make things” en español: “Cradle to Cradle: Rehaciendo la forma en que hacemos las cosas”.

En este libro se identifican medidas y ejemplos de cómo es posible disfrutar de las comodidades actuales a través del rediseño de los procesos para la creación de productos y servicios que no produzcan daños en el entorno sino que por el contrario potencien la diversidad tanto natural como cultural. En este libro el Químico Alemán Michael Braungart y el Arquitecto Americano William McDonough identifican que:

“Reducir, reutilizar y reciclar son aspectos que urgen a los ambientalistas; en otras palabras hacer más con menos para reducir el daño” pero según ellos este no es el camino. Estos expertos identifican que este enfoque de “cradle to grave” (productos diseñado para ser consumidos y desechados) es un modelo que empieza en la revolución industrial y que solo puede llevar a la creación de tremendos volúmenes de contaminación y residuos. Ellos en su libro “cradle to the cradle” proponen que modifiquemos nuestro pensamiento y la forma en la que hacemos las cosas.

¿Por qué no desafiamos la creencia que la industria y desarrollo humano debe ser perjudicial para el mundo natural? Por qué no plantear un modelo basado en la naturaleza. Un árbol produce cientos de flores o semillas para crear otro árbol, pero no consideramos su abundancia como algo que genere desperdicios sino alimento y sustento para otros organismos. Los residuos son comida.

Si seguimos el planteamiento de estos visionarios los productos pueden ser diseñados desde el principio pensando y teniendo en cuenta que sus partes serán alimento para algo nuevo cuando su vida útil finalice. Debemos concebirlos como nutrientes biológicos que circularan de forma constante como materias valiosas y puras dentro de un ciclo industrial cerrado en vez de ser “reciclado” (o mejor dicho downcycled en perores materiales y usos). A partir de su experiencia en re-diseño de prácticamente cualquier cosa, desde moquetas para campus universitarios, edificaciones o tintes para la ropa, McDonough y Braungart hacen excitante y viable poner la eco-eficiencia en práctica, demostrando que es posible hacer las cosas de otra manera.

Este es un post introductorio al libro, en las próximas semanas iré incluyendo algunos post específicos con algunos ejemplos que se plantean en el libro.

¿Crees que es posible cambiar el enfoque utilizado en la actualidad de Cradle to Grave” (Productos para consumo rápido y desecho en vertedero) a Cradle to Cradle” (Ciclo de vida, Residuos como comida)?